Todos hemos sido niños alguna vez, pero muy pocos lo recuerdan, dice el libro de “El Principito”. Y ahí es donde todo reside, donde todo ocurre, donde todo nos marca para toda una vida, sin tan siquiera ser conscientes de ello. Hay estudios que demuestran que, desde los 7 años de edad, nos dedicamos a repetir los patrones que hemos aprendido en nuestra infancia, una etapa donde somos tremendamente vulnerables y absorbentes. Repetimos dichos patrones, arraigados de manera profunda, una y otra vez, pensando que es lo mejor para nuestra infancia y adolescencia. Poner consciencia en ello para saber con cuáles nos quedamos y cuáles debemos cuestionarnos no es tarea fácil, pero sí es necesaria.
Share this post
👋✨Alba Mato · Nueva Colaboradora · De dentro…
Share this post
Todos hemos sido niños alguna vez, pero muy pocos lo recuerdan, dice el libro de “El Principito”. Y ahí es donde todo reside, donde todo ocurre, donde todo nos marca para toda una vida, sin tan siquiera ser conscientes de ello. Hay estudios que demuestran que, desde los 7 años de edad, nos dedicamos a repetir los patrones que hemos aprendido en nuestra infancia, una etapa donde somos tremendamente vulnerables y absorbentes. Repetimos dichos patrones, arraigados de manera profunda, una y otra vez, pensando que es lo mejor para nuestra infancia y adolescencia. Poner consciencia en ello para saber con cuáles nos quedamos y cuáles debemos cuestionarnos no es tarea fácil, pero sí es necesaria.