Como cada diciembre, las calles de las ciudades se llenan de luces, del olor a castañas asadas, de árboles de Navidad, de la musiquita de “All I want for Christmas is you” en cada rincón y también de mensajes como:
“¡Si no te portas bien, Papá Noel no te va a traer nada!”
“Santa te está viendo, si sigues llorando te quedarás sin regalos”.
Hemos escuchado tantas veces estas frases en nuestra infancia que las hemos normalizado, y ahora, nos salen de forma automática como adultos, sin pensarlas, sin cuestionarnos el trasfondo que hay detrás.
Recordad que si queréis que otros padres os deban un favor, compartid con ellos The Mamas & The Papas. Seguro que como mínimo os van a invitar a unas cañas.
Por una Navidad sin chantajes ni amenazas.
Otra práctica cada vez más extendida entre las familias en Navidad es la del elfo que espía a lxs niñxs o la cámara de Santa que les vigila. Hagamos el ejercicio de ponernos en el lugar de esxs niñxs. Imaginemos que alguien nos dijera que hay un ser extraño, fantástico y mágico que puede entrar en nuestra casa en cualquier momento, que nos está observando constantemente y que evalúa nuestras acciones para ver si merecemos regalos o no, ¿cómo nos sentiríamos? Personalmente, con bastante angustia, tensión y miedo. Un escenario muy alejado de una “dulce Navidad”.
Lo sé, puede ser difícil no caer en la tentación del chantaje en Navidad. Tener una herramienta tan poderosa como los Reyes o Santa que consiga que lxs niñxs se comporten como queremos los adultos, es tentador. Sin embargo, dejadme que os cuente por qué chantajear y amenazar a los peques no es una buena idea.
El chantaje crea niñxs complacientes que hacen cualquier cosa con tal de recibir amor, atención o una recompensa. Crecer creyendo que para conseguir algo o para ser querido hay que hacer lo que los demás nos digan, puede ser peligroso. Con los años se traduce en adultos con dificultades para poner límites, con problemas de apego y fáciles de manipular.
Podemos tener la falsa sensación de que las amenazas y los sobornos son útiles al ver que ellxs obedecen, pero recordemos que lo hacen por miedo, no están aprendiendo. A largo plazo, será perjudicial para su desarrollo y su capacidad para establecer relaciones sociales sanas y de respeto mutuo.
Estas prácticas lastiman la autoestima de lxs niñxs, sintiéndose poco valorados. Con el tiempo normalizan la idea de que sus opiniones, sus ideas, sus necesidades no son importantes ni valiosas.
Cuando explicamos a lxs niñxs que tienen que "portarse bien” porque están siendo vigilados por Papá Noel, el mensaje oculto que les estamos trasladando es que solo han de portarse bien cuando les ven. Seguir operando desde esta perspectiva es muy dañino, lo que realmente queremos es empoderar a lxs niñxs, enseñarles a tener pensamiento crítico, a reflexionar y a tomar decisiones correctas por ellxs mismxs, independientemente si son vistas o no.
Los premios y las recompensas manipulan a lxs niñxs, generan mucha dependencia y la necesidad de la búsqueda de satisfacción en los demás, en agentes externos, les aleja de la motivación intrínseca que queremos cultivar en ellxs.
Las amenazas les provocan miedo y ansiedad. Para que lxs niñxs aprendan cuál es el comportamiento esperado no hace falta hacerles sentir mal.
Si en vuestra familia se celebra la llegada de Santa, Papá Noel, Los Reyes Magos, el Olentzero, el Tió de Nadal, el Abuelo de las Nieves, la Bruja Befana o el Gnomo de la Navidad, ¡respetadlo y disfrutadlo! No los uséis como amenaza.
Ojalá estos días todxs podamos disfrutar de unas navidades llenas de ilusión, magia y alegría, sin miedos, amenazas ni chantajes. Este es el mejor regalo que podemos ofrecer a lxs niñxs que nos rodean.