👋✨The M&P #25 · Disciplina Positiva: ni premios ni castigos, firmeza pero con amabilidad y mucho amor
Nuestra pedagoga: Fátima Montón Plata
Hoy os queremos presentar a una nueva colaboradora en The Mamas & The Papas, Fátima Montón Plata. Licenciada en Pedagogía, Grado en Maestra de Primaria y certificada en Disciplina Positiva.
Lleva más de 12 años dedicándose a la educación y en este tiempo se ha desarrollado profesionalmente en Noruega, Italia, Tailandia, EEUU y en España. También ha participado en voluntariados en el ámbito de la enseñanza en diferentes países. En la actualidad trabaja como orientadora escolar en Madrid y es la persona que está detrás de la cuenta de Instagram @fun_in_mrs_platas_class. Un espacio educativo creado para reflexionar sobre bilingüismo, educación respetuosa, disciplina positiva y atención a la diversidad.
Fátima viene a The Mamas & The Papas para ayudar a las familias a romper con la inercia del conservadurismo educativo, a cuestionarnos juntos el viejo paradigma pedagógico y a acompañarlas en su camino de la crianza respetuosa. Todo con el objetivo de empoderar, fomentar la autoestima sana, la libertad de pensamiento y la autenticidad en los niñxs que nos rodean.
Recordad que si queréis que otros padres os deban un favor, compartid con ellos The Mamas & The Papas. Seguro que como mínimo os van a invitar a unas cañas.
Disciplina Positiva: ni premios ni castigos, firmeza pero con amabilidad y mucho amor.
Empecemos con una visualización. Cierra los ojos, imagina que estás en un centro comercial y que los ojos de tu hijx divisan un enorme algodón de azúcar rosa: "¡Mamá/papá, quiero ese dulce!" Tú, que ya sabes que no hay que gritar y que la crianza requiere de paciencia, intentas razonar con tu peque de dos años con voz angelical: "Mira Pablito, no puedes comer ese algodón de azúcar porque no es sano para ti, tiene mucho azúcar y además es la hora de comer, no es el momento". Supuestamente, Pablito, debería mirarte con ojos amorosos y decir: "Claro mamá, lo entiendo, no pasa nada, gracias por pensar en mí". Pero la realidad es muy diferente. Tú y yo lo sabemos bien, hemos estado ahí. Pablito se tira al suelo, comienza a emitir chillidos que se oyen a un radio de 40 kilómetros a la redonda, llegan los movimientos inesperados, triples saltos mortales, los giros de 360 grados sobre sí mismo y, por supuesto, la mirada de juicio de todos los adultos presentes. Se ha desencadenado una auténtica tragedia al más puro estilo griego.
En este momento tu desbordamiento emocional se dispara. Por tu cabeza te ronda la idea de que Pablito te está manipulando, de que te hace chantaje emocional. Tal vez, tu vecina del quinto tiene razón y estás malcriando a Pablito. Culpa y enfado por partes iguales. Pero si Pablito pudiera expresarse con claridad, simplemente te diría: "¡Mamá/papá, solo soy un niño, todavía no puedo autorregularme! Esa parte de mi cerebro no está madura, acompáñame, enséñame, estoy aprendiendo. ¡Necesito regulación externa!".
La Disciplina Positiva es un modelo educativo basado en la psicología de A. Adler y R. Dreikurs, que tiene como objetivo crear relaciones responsables y respetuosas en sus comunidades. La Disciplina Positiva no es una fórmula mágica que sea efectiva de un día para otro, requiere de "pico y pala". Es un acompañamiento que entiende que los niñxs están aprendiendo, que ve momentos de caos como oportunidades de aprendizaje, que necesita paciencia, amor y firmeza.
Sé lo que estás pensando: “Ok, Fátima, esto suena genial, pero aterrízalo a mi día a día, y si es con ejemplos, mejor”. Veamos algunos principios básicos de la Disciplina Positiva:
Alentar en lugar de elogiar. Cuando un niñx nos enseña algo que ha hecho, un dibujo o una manualidad, nuestro piloto automático responde con un: “¡Buen trabajo! ¡Genial!” Esto es un elogio. Yo, el adulto, te doy un juicio de valor, te digo si tu trabajo está bien o mal. Sin embargo, cuando alentamos, ponemos al niñx en el centro: “Veo que lograste dibujar una casa, que usaste muchos colores, ¿te gusta cómo te quedó?” Pongo atención plena, describo, aliento. Le estoy indicando que su opinión es importante, que no necesita mi aprobación, le empodero.
Coordenadas claras. No tenemos que tener miedo a poner límites, pero es importante el enfoque que le damos. Es mejor que expliquemos cómo se puede hacer algo, que gritar lo que no tienen que hacer. Lxs niñxs necesitan instrucciones claras. ¿Te imaginas un GPS que en vez de decirte por donde tienes que ir, te dijera por donde no tienes que conducir? De locos, ¿no?
Cambiemos el: “¡No se toca!”, por : “¡Mira Pablito, dame tu manita, si quieres tocar el libro yo te digo cómo hacerlo”. ¿Crees que funcionará a la primera? Spoiler alert: NO. ¿Tú aprendiste a montar en bici a la primera? Repetir y modelar. Pico y pala, no hay otro secreto.
Respeto Mutuo. La Disciplina Positiva se aleja de las amenazas de los castigos o del chantaje de los premios. Está demostrado que estas prácticas generan dependencia e inseguridad. Para ser firme no hace falta dominar, controlar, ni hacer sentir mal a nadie: “Te quiero mucho, pero mi respuesta es no”.
Sentido de pertenencia. Deja que ellxs decidan, dales su parcelita de responsabilidad y fomenta su autonomía desde que son pequeñxs. “Es la hora de comer, ¿cómo te gustaría colaborar?” Busca opciones según su edad: regar las plantas, dar de comer al perro, cortar el pan… Se llama corresponsabilidad y se ejercita. Si tu hijx de 15 años no hace nada en casa pregúntate si desde pequeño le diste la oportunidad de hacerlo, si le dijiste: “Eres parte de esta familia, eres importante y puedes contribuir como todos”.
Escucha activa y comunicación. Reuniones familiares, democracia familiar, cocreación de pautas de convivencia… Muéstrales que su voz y su opinión es importante.
Anticipación, opciones orientadas a la norma. “Pablito, vamos a ir al centro comercial y vas a ver cosas que no podrás comer porque no son saludables, pero puedes llevarte un snack en tu bolsita especial. ¿Qué quieres llevar una fruta o un poquito de pan con jamón? La decisión es tuya”, te empodero, te doy tu parcela de poder, ejercito tu autonomía y tu toma de decisiones.
Error como aprendizaje. Se aprende con la práctica, haciendo, no con sermones o amenazas. Cada situación de caos, cada error, es un momento fantástico para enseñar a ese niñx las habilidades que todavía no ha adquirido. “Lxs niñxs solo pueden aprender a controlarse perdiendo el control”, Becky Bailey.
Educar desde la mirada de la Disciplina Positiva es un gran reto para lxs adultxs que acompañamos a la infancia porque se aleja del automatismo, de las creencias limitantes, del “siempre se ha hecho así”; en definitiva, de la inercia del conservadurismo. Sin embargo, este cambio de paradigma es necesario y urgente para la infancia.
Y para terminar, vamos a hacernos preguntas valientes, ¿te atreves?
¿Sabemos a quién estamos acompañando y cuáles son sus necesidades?
¿Sabermos cómo funciona la mente del niñx?
¿Castigarías a tu amigo con el que has ido a jugar al paddle y no ha dado ni una?
¿Qué le estamos dando a entender a un niñx al que le hacemos todo y no le dejamos colaborar?