👋✨Agresividad infantil: mi hijx de 3 años pega y muerde, ¿acabará siendo una persona violenta?
Nuestra pedagoga: Fátima Montón Plata
Todos lo hemos escuchado alguna vez: “Si con 3 años pega y muerde, ¡qué no hará cuando sea un adolescente!” Y con esta frase se desatan todas nuestras preocupaciones y temores, pensando que castigar, oprimir y reprimir esa conducta será la solución mágica. Dejadme que os muestre una forma más respetuosa y efectiva de abordar esta situación.
Recordad que si queréis que otros padres os deban un favor, compartid con ellos The Mamas & The Papas. Seguro que como mínimo os van a invitar a unas cañas.
Agresividad infantil: mi hijx de 3 años pega y muerde, ¿acabará siendo una persona violenta?
Empecemos por el principio. Si vuestrx hijx pega, muerde, empuja y araña con 2-3 años no le convierte en un posible quinceañerx violento. Los comportamientos agresivos en la primera infancia son naturales y esperados debido a la inmadurez del cerebro infantil. Esta conducta no está ligada a la personalidad del niñx, sino a su etapa evolutiva. Un niñx con 3 años que tira del pelo o da patadas, no es un niñx violento o mal criado, aunque cueste entenderlo, es lo propio de su edad. A estas edades los niñxs son muy físicos, reaccionan como su cuerpo se lo pide, sin filtros sociales.
En la mayoría de los casos, la agresividad infantil desaparecerá con el tiempo por sí sola, gracias a la maduración del cerebro y al desarrollo del lenguaje. Mientras tanto, nuestra función como adultos es acompañarlos de forma respetuosa, entendiendo la etapa del neurodesarrollo en la que se encuentran. La clave está en redireccionar ese comportamiento sin reprimirlo.
¿Sabíais que para que el cerebro infantil se desarrolle de forma sana precisa de conexión, cariño y paciencia?
Algunas actuaciones que podemos llevar a cabo con nuestros peques para ayudarles en esta etapa de desarrollo son:
Estimular el lenguaje del niñx: cuanto mayor sea el nivel lingüístico del menor, menos necesidad tendrá de usar su cuerpo para comunicarse. Hablemos con los niñxs que nos rodean, preguntémosles, leamos y dialoguemos con ellxs de forma habitual.
Reducir el uso de pantallas: la OMS recomienda 0 pantallas hasta los 2 años. La introducción temprana de las pantallas tiene un impacto muy perjudicial en el desarrollo del cerebro de lxs niñxs. Cada vez hay más estudios concluyentes que nos alertan de las consecuencias tan negativas que tienen para los menores, como por ejemplo: trastornos del lenguaje, ansiedad, mayor irritabilidad, baja tolerancia a la frustración, poco control inhibitorio o agresividad.
Incrementar la actividad física: los niñxs necesitan moverse, no es capricho, es biología.
Redirigir ese comportamiento: en vez de decirles lo que no pueden hacer : “¡No pegues al gato!”, explicadles cómo sí tienen que hacerlo: “Puedes acariciar al gato con tu mano, mira, yo te enseño como hacerlo”, “Ahora tú solo”. Como dice la doctora Becky Beiley: “Lxs niñxs solo pueden aprender a controlarse perdiendo el control”. Aprovechemos cada conducta agresiva para reconducir ese comportamiento, ayudarles a gestionar lo que sienten y practicar las habilidades que todavía no han logrado adquirir.
Evitar poner etiquetas: No queremos cambiar al niñx, solo queremos sustituir ese comportamiento, el resto lo dejamos intacto. Un niñx que muerde porque quiere el juguete de su hermano, no es malo, no es un bruto, no es un caprichoso. Solo nos está diciendo: “Todavía no sé cómo pedir el juguete, por eso muerdo, ¿me enseñas?” Cambiemos la mirada.
Seamos ejemplo, seamos el referente que necesitan. Si el estilo educativo que recibe el niñx es violento y agresivo, este responderá de la misma manera, tiene sentido. Sin embargo, si educamos con empatía , con respeto y amor, el niñx aprenderá a relacionarse con su entorno de forma positiva.
En la crianza y en la educación, no hay fórmulas mágicas inmediatas. Todo aprendizaje requiere de paciencia, constancia y mucha repetición. Si nunca gritaríamos/castigaríamos a nuestrx hijx de 3 meses porque no es capaz de caminar, tampoco lo hagamos con un menor de 2 años por su falta de autocontrol. Necesita practicar, necesita nuestra ayuda. Seamos su corteza prefrontal mientras madura la suya.